Vitamina D

El Sol es el astro rey y no sólo la principal fuente de energía de la Tierra. También es la principal fuente emisora de vitamina D.

La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio y el fósforo de los alimentos y contribuye a la formación de los huesos.

 

¿Cómo obtenemos esta vitamina D?

 

La Organización Mundial de la Salud recomienda de 5 a 15 minutos de exposición al sol, 2 o 3 veces por semana.

 

Las personas que no pueden exponerse a las RUV, han de compensar la falta de obtención de Vitamina D proveniente de forma directa del sol a través de la alimentación, mediante la ingesta de alimentos ricos en esta vitamina como los huevos, el pescado azul, el aceite de oliva virgen extra o a través de suplementos dietéticos, éstos últimos siempre bajo control médico.

¿Cuáles son los beneficios de la vitamina D?

La vitamina D tiene multitud de beneficios para la salud, interviniendo en multitud de procesos que afectan al buen funcionamiento de diferentes órganos y sistemas:

  • Desarrollo y mineralización de huesos/dientes: La vitamina D regula la absorción y el metabolismo del calcio, que es fundamental para que se produzca una correcta mineralización de los huesos y los dientes. Un déficit de vitamina D en la infancia ocasiona raquitismo y deformidades en los huesos largos del esqueleto óseo. En los adultos, la hipovitaminosis D es causa de osteomalacia y fragilidad ósea.

 

  • Prevención de desarrollo de cáncer: El colon, la próstata y el tejido mamario entre otros tienen la capacidad de transformar la 25 hidroxivitamina D en la forma activa de la vitamina (1,25 dihidroxivitamina), y es ésta la que controla localmente a múltiples genes que frenan la progresión tumoral. Diferentes estudios han demostrado que los niveles de vitamina D por debajo de 20ng/ml se asocian con un 30-50% de incremento del riesgo de padecer alguno de éstos tres tipos de cáncer.

 

  • Prevención del desarrollo de síndrome metabólico: El síndrome metabólico combina una serie de factores como la hiperglucemia, la hipertensión arterial, la dislipemia y la obesidad abdominal, que se relacionan con un riesgo incrementado de enfermedades cardiovasculares. La aparición de síndrome metabólico ha mostrado relación con los niveles bajos de vitamina D y la baja exposición solar.

 

  • Disminución del riesgo cardiovascular: Algunos estudios epidemiológicos han observado una correlación entre la exposición solar y la disminución de la tensión arterial, teniendo así ésta un efecto cardioprotector. Asimismo, circunstancias que disminuyen la capacidad de síntesis cutánea de vitamina D como la raza, la edad o la latitud también se asocian a una mayor prevalencia de hipertensión arterial. El mecanismo por el cual la exposición solar mejora la presión sanguínea parece estar mediado a través de la acción de la vitamina D, la cual modula directamente el sistema renina-angiotensina, sistema hormonal responsable de regular la tensión arterial.

 

  • Efecto antimicrobiano: El Sol, mediante la síntesis de vitamina D, ejerce una acción antimicrobiana al actuar a diferentes niveles. Por un lado, se sabe que niveles adecuados de vitamina D resultan indispensables para una correcta actuación de los linfocitos T, células sanguíneas encargadas de defender el organismo humano de patógenos exógenos. Por otro lado, la vitamina D tiene la capacidad de inducir la expresión en el cuerpo humano de catelicidina, un péptido antimicrobiano, de tal manera que el daño local o la infección puede estimular la expresión de esta proteína en la mayoría de los epitelios y favorecer así la acción antimicrobiana en contra de bacterias, virus y hongos.

 

  • Prevención del desarrollo de enfermedades autoinmunes: La exposición a la radiación ultravioleta, a través de la vitamina D, desencadena una compleja cascada de reacciones bioquímicas que bloquea el funcionamiento del sistema inmunológico. De esta forma, la vitamina D regula la respuesta inmune de manera que ésta sea menos agresiva y, por tanto, puede ayudar a prevenir las enfermedades autoinmunes (como la esclerosis múltiple o artritis reumatoide), disminuyendo las respuestas inflamatorias y aumentando la tolerancia del organismo a múltiples antígenos (o moléculas extrañas para el organismo).